lunes, 31 de agosto de 2009

Liberen a Orlando

Orlando, como todo el mundo sabe, es comerciante. Nunca quiso hacer otra cosa. Le encanta cambiar cueritos o reparar un velador, pero jamás se le hubiera ocurrido dedicarse a eso. Tampoco fantaseó en su juventud con estudiar ninguna carrera. Fue empleado en un comercio hasta que juntó plata para ponerse por su cuenta. Recién ahí, cuando vio que el negocio dejaba, se casó con Irma.

No es que Orlando tenga una verdadera vocación mercantil. Su meta es progresar económicamente para darle todos los gustos a su familia y el comercio es la manera que encontró de hacer realidad, muy de a poco, ese sueño. No por eso deja de repetir, cada vez que tiene ocasión, que "el negocio es muy esclavo".

sábado, 29 de agosto de 2009

Tom Cruise

Irma pronuncia "Tom Crais". Lo aprendió de sus hijas.

jueves, 27 de agosto de 2009

Celoso

Orlando aspira a tener el monopolio de las tareas del hogar como la electricidad, la plomería o la pintura. Se encarga de esos trabajos durante el fin de semana. En general, les dedica la mañana o un rato después de la siesta. Si se presenta una urgencia, es capaz de escaparse del negocio o de cerrar antes con tal de solucionarla con sus propias manos. Es su terreno y no quiere invasores. Irma lo respeta y por eso lo llama apenas descubre que hace falta realizar algún arreglo.
Las pocas veces que debieron acudir a un especialista, Orlando se pasó meses criticándolo e intentando convencer a toda la familia de que cada decisión estuvo mal tomada y que él lo hubiera hecho mejor.

jueves, 20 de agosto de 2009

Irma y el paisaje

Irma en vacaciones ante cualquier paisaje (montaña, mar, río):

- ¡Esto es una postal!

martes, 11 de agosto de 2009

Miedosa

A Irma le da mucho miedo cuando Orlando arregla cosas en la casa.

Si lo ve metiendo mano en enchufes y cables, le pregunta: "¿Cortaste la luz?". Si lo ve subido a una escalera, le grita "¡No subas más, Orlando!", cuando va por el tercer escalón. Si se le cae la parrilla mientras hace el fuego, le advierte "Cuidado, Orlando, que está caliente".

En estas ocasiones, Orlando no disimula cuánto le rompe las pelotas su mujer. Deja de hacer lo que estaba haciendo, putea, llama al hijo para que lo ayude y le pide a Irma que los deje solos. Irma hace como que se va pero en cuanto Orlando se concentra, aparece en el marco de la puerta para espiar. La delatan sus grititos ahogados cuando tambalea la escalera o se desmoronan los carbones, y todo vuelve a empezar.

Orlando es bastante prudente y cuidadoso, pero para ella ninguna precaución es suficiente a la hora de proteger a su Orly. Igual ante las amigas se muestra muy orgullosa de las habilidades de su marido y no deja traslucir ningún miedo.

sábado, 8 de agosto de 2009

Roble

Irma se enferma muy poco, casi nadie en su familia recuerda haberla visto en cama más de un día. Ella alardea con su salud de roble, pero en el fondo sabe que no se enferma porque, si llega a caer un par de días, esa casa se viene abajo. Nadie encontraría algunos elementos de limpieza, no se harían las compras, se pasaría hambre y más de uno no sabría qué hacer sin sus órdenes. Las pocas veces que se enfermó, la mayor tomó la posta y demostró que había aprendido mucho de Irmi.

Aunque nunca se lo confesó a nadie, Irma sueña con lo grande. No quiere tener una gripe y pasarse una semana empotrada en su cama. Preferiría una internación en una clínica de lujo, que le sirvan las comidas en bandejas de aluminio ("como en los aviones") y hasta se ilusiona con la chance de dormir sola, en una cama reclinable y sin los ronquidos de Orlando. Se imagina algo similar a un spa, pero con médicos churros y enfermeras dóciles.