jueves, 6 de mayo de 2010

Orlando en una verdulería

Eran más de las 20 y Orlando hacía las compras en la verdulería antes de volver a su casa. Tenía bigotes, anteojos, una panza gigantesca sobre un cinturón que pedía refuerzos. Su dominio sobre el local era total. Lo conquistó durante el rato en el que estuvo. Por la confianza con la que se movía, se notaba que es un cliente habitual. Elegía con sus manos cada alimento que llevaba: miraba las manzanas de cerca, apretaba los tomates para ver cuál era el más madurito, dejó en el estante aquello que no le convenció y le metió mucho ritmo a la compra. Lo atendía el encargado del lugar, que habitualmente hace chistes y es muy pícaro para tentar al cliente con distintas ofertas. Ante Orlando estaba mudo y se limitaba a pesar aquello que le traía y en hacer la cuenta de la compra.

5 comentarios:

Roxana dijo...

No conocía esas habilidades de Orlando. Por esas cosas Irma lo debe amar

Anónimo dijo...

me figuré que si irma y orlando vivieran en rosario, se llevarían reposera, almohadita de calle y canasta con lo pertinente según el horario y el clima, cada vez que hubiera un acto o recital conmemoratorio de algo en el monumento a la bandera
(paseo por sus blogs habitualmente, es la primera vez que comento, irma y orlando son lo más!)

Anónimo dijo...

Orlando eligiendo los tomates?
Chupate esa mandarina!

Bea dijo...

Esto de Orlando me sorprendió.
No cualquiera.

Anónimo dijo...

Es que a Orlando le gusta ser un "habitué", definitivamente...