jueves, 27 de mayo de 2010

Irma y los descartables

A pesar de la predilección de Irma por los "táper marca táper", a veces le sucede que no puede tirar los recipientes del delivery o algunos envases de plástico que le parecen de buena calidad. Los lava y los incorpora a su batería de utensilios. Siempre y cuando tengan tapa, en esto es inflexible.

Lo mismo le pasa con los vasos y platos descartables. Terminado el evento, se resiste a deshacerse de ellos, aunque ella misma los haya comprado a la luz de la deslumbrante idea "después los tiro y chau".

lunes, 24 de mayo de 2010

Orlando y los mundiales

Orlando nunca es optimista, así que su posición durante los mundiales es, por lo menos, escéptica. Se la pasa esperando que la Selección quede eliminada para jurar que él fue el primero en decir que ese equipo no iba a ningún lado. Aprovecha toda ocasión para criticar al plantel y a los técnicos, que nunca lo convencen. Basile le parecía un cabaretero, Passarella un autoritario, Bielsa un loco incomprensible y Pekerman un tibio que nunca podría salir campeón del mundo (aunque había dado dos mil vueltas con los juveniles, eso para él no contaba). También mira los partidos más importantes, como los de Brasil, Italia o Alemania. Esos equipos siempre le parecen muy superiores a la Argentina y dice cosas como "este es un equipo en serio".

Aunque critique al equipo hasta el cansancio, mira todos los partidos, grita los goles y aprovecha la excusa del Mundial para inculcarle el fútbol a su hijo varón. Lo sienta a su lado, le comenta todo, se dispersa, se pone melancólico y le cuenta qué jugadores vio en la cancha cuando era joven. A Irma la deja decir todo tipo de pavadas ("pobre muchacho, cómo le pegan" o bien "cómo corren") pero le pide por favor que no grite porque lo pone más nervioso. Hasta ahora, ningún novio de sus hijas se animó a sentarse en su sofá mundialista.

En un gesto que siente que lo enaltece como patrón, durante el Mundial le saca a una de sus hijas la tele que tiene en la pieza y la lleva al negocio para que sus empleados no se pierdan detalle.

domingo, 16 de mayo de 2010

Descripción de una grande con anchoas en una pizzería

"Mirá qué lindo", suspira Orlando.

Descripción de una chica delgada

"¡Es así de flaquita!", comenta Irma, y levanta el dedo meñique.

jueves, 6 de mayo de 2010

Orlando en una verdulería

Eran más de las 20 y Orlando hacía las compras en la verdulería antes de volver a su casa. Tenía bigotes, anteojos, una panza gigantesca sobre un cinturón que pedía refuerzos. Su dominio sobre el local era total. Lo conquistó durante el rato en el que estuvo. Por la confianza con la que se movía, se notaba que es un cliente habitual. Elegía con sus manos cada alimento que llevaba: miraba las manzanas de cerca, apretaba los tomates para ver cuál era el más madurito, dejó en el estante aquello que no le convenció y le metió mucho ritmo a la compra. Lo atendía el encargado del lugar, que habitualmente hace chistes y es muy pícaro para tentar al cliente con distintas ofertas. Ante Orlando estaba mudo y se limitaba a pesar aquello que le traía y en hacer la cuenta de la compra.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Planes

Orlando jamás es quien organiza una salida o una cena, mucho menos su cumpleaños. Es Irma la encargada de llamar a las parejas amigas o quien avisa que él va a hacer un asado.

La dinámica entre ellos es sencilla: Orly le comenta que tiene ganas de hacer un asado y ella se ocupa de la convocatoria. A Irma jamás se le ocurriría preguntarle por qué no llama él y él jamás va a levantar el tubo. Cada uno, a lo suyo.