martes, 21 de octubre de 2008

Pelotas

Orlando no puede entender la cantidad de reclamos que escuchó de parte de Irma a lo largo de toda su vida. Que no la escucha, que no la saca a pasear, que no la alienta con sus cosas, que no se acuerda de las cosas que le cuenta, que no le da bola a su mamá, que deja todo tirado, que le da todos los gustos a la mayor, que maneja sin anteojos.

El nunca hace ese tipo de reclamos en la pareja porque no espera que Irma sea de otra forma. La acepta como es y cuando siente que ya lo está invadiendo demasiado, se despacha con su máxima exigencia: "No me rompan las pelotas, es lo único que pido".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo soy un poco Orlando también. Es eso bueno??

Dante dijo...

Amén, Orlandito.

Florchi dijo...

Y me parece que una vez lo escuché rematando con un "por el amor de Dios".